El ciclista vasco en activo más laureado

miércoles, 16 de abril de 2008

El vizcaíno David Herrero se revindica
16 de Abril, Arueda.com

Nacido hace 29 años en Bilbao, David Herrero es el paradigma de ciclista polivalente con instinto ganador. Hasta diez victorias ha logrado ya desde que pasara a profesionales en Agosto de 2001 con el Euskaltel-Euskadi, hace ya casi siete años. Su primera victoria, en la primera etapa de la Vuelta a Castilla y León, mostró la que es su primera característica: la potencia. También la segunda: la inspiración. Y es que David se impuso de manera impresionante al pelotón con un fortísimo ataque en los últimos kilómetros. Fue el primero de su fructífera carrera.


Al año siguiente Herrero volvió a mostrar potencia e instinto en Calahorra, donde se impuso en la primera etapa de la Vuelta a La Rioja. Sin embargo, su contrato con Euskaltel no fue renovado. Los motivos son casi un misterio, aunque la rumorología apunta a grandes rasgos que las desavenencias de David Herrero (y su mánager) con el gestor de la escuadra vasca, Miguel Madariaga, fueron las que impidieron la continuidad del ciclista en el seno de la formación; y las que precipitarían su salida tres años después.

Así, en 2004 David se vio obligado a recalar en el modesto Paternina-Costa de Almería. No se puede decir que fuera una mala decisión, ya que a las órdenes de Miguel Moreno completó uno de sus mejores años en el profesionalismo: una etapa de la Vuelta a Asturias (atacando a cinco kilómetros de meta) y la Prueba Villafranca de Ordizia pasaron a engrosar su palmarés. Además, mostró un talento hasta entonces oculto para la escalada siendo sexto en la Subida a Urkiola y séptimo en la Clásica de los Puertos, donde su equipo se exhibió copando los puestos de honor con victoria de Ferrío, segundo puesto de Golbano y cuarto de David Fernández, además del séptimo lugar del propio Herrero.

Al año siguiente el ciclista vizcaíno volvió a Euskaltel. Aparentemente, se dejaron a un lado las disputas personales en pos del bien común; David se quedaba en la estacada tras la desaparición del Paternina y el Euskaltel estaba necesitado de triunfos tras el decepcionante año (mejor dicho, Tour) de sus dos líderes, Zubeldia y Mayo. Y esa temporada es, hasta ahora, la mejor de su vida: hasta cuatro victorias jalonan su balance del año, un tercio de las conseguidas por el equipo ese año. Éstas fueron conseguidas casi de todas las maneras posibles, ya que solo le faltó ganar en un final en alto. Dos etapas al esprint en Alcobendas y Burgos, una con ataque lejano en condiciones dantescas en el GP de Llodio y, por último, la contrarreloj de la Bicicleta Vasca. Un año magnífico que remató con el debú en el Tour de Francia, que no terminó.

En el año dos de la segunda era de Herrero en Euskaltel fue también positivo. Se hizo una victoria fenomenal en la Euskal Bizikleta; concretamente en Arrate, donde consiguió ganar de la única manera de la que no lo había hecho jamás: final en alto. Coleccionó además cinco segundos puestos (entre ellos, en la general de la propia Euskal Bizikleta y en dos etapas de la Vuelta a Suiza). Pero de nuevo esto no fue suficiente, volvió a primar lo extradeportivo y David quedó una vez más en paro.

De nuevo le rescató un conjunto modesto; en esta ocasión, fue el debutante Karpin-Galicia quien confió en él para que defendiera su maillot. La temporada que completó fue mediocre para su nivel, brillando sólo en las semiclásicas españolas de finales de julio y agosto (cuarto en Ordizia, octavo en Getxo, sexto en Urkiola) y en la prestigiosa Vuelta a Burgos, en cuya general fue séptimo.

Este curso, por lo pronto, David Herrero está teniendo unas prestaciones muy buenas. Tras completar una decente actuación en el Critérium Internacional, David se ha exhibido en la Vuelta al País Vasco, donde se hizo con una victoria de etapa y tres terceros puestos antes de una desgraciada caída que le impidió redondear su actuación con un puesto de honor en la general. Pero, en el fondo, da igual. Cuando uno es el ciclista vasco con más victorias, no cabe duda de que es muy bueno. Y, tarde o temprano, acaba por demostrarlo.

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