Un Tour eclipsado por el Mont Ventoux

miércoles, 1 de julio de 2009

Presentación del recorrido del Tour de Francia
1 de Julio, Arueda.com

Se acerca la edición número 96 del Tour de Francia y se empieza a comentar sobre las distintas visicitudes de la carrera. Los distintos componentes y factores, los distintos elementos que conformarán un nuevo espectáculo dramático, un teatro deportivo que tendrá lugar, como siempre, en el mes de julio. Que promete mantenernos entretenidos. Una vez más.

Como siempre que enseñan una nueva película al público, en primer lugar se habla de los actores. El debate número uno es en quién recaerá la jefatura de filas en el equipo Astaná, en cuyo seno se encuentran dos máximos favoritos como Lance Armstrong y Alberto Contador. En el plano nacional, se destaca la ausencia de Alejandro Valverde por la sanción del CONI. En Bélgica es Tom Boonen y sus problemas relacionados con el consumo de cocaína quien se lleva la luz de todos los focos. Debates estériles, sin embargo, si pasamos por alto el escenario donde se va a representar la magnífica obra del ciclismo: el recorrido.


La gigantesca sombra del 'monte pelado'

El trazado de este Tour fue en su día criticado casi unánimemente, y ahora mismo lo sigue siendo. A juicio de la práctica totalidad de aficionados y expertos, es un error terrible por parte de ASO, empresa organizadora de la gran ronda francesa, el haber colocado el penúltimo día la subida al Mont Ventoux, puerto mítico donde los haya e insignia del Tour junto a los no menos célebres Alpe d'Huez y Tourmalet. Puede convertir la carrera en un mero compás de espera, donde los grandes favoritos se marque entre sí con la expectativa de desequilibrar la balanza a su favor en el monte pelado o en las contrarrelojes, donde es imposible esconderse.

No tiene por qué ser así. Antes de la vigésima etapa, a disputar el sábado 25 de julio entre Montélimar y el Mont Ventoux, ASO ha preparado un trazado interesante. El paisaje lunar de la famosa montaña provenzal verá con toda seguridad la resolución final de la carrera, pero no tiene por qué ser la única jornada decisiva: hay al menos otros once parciales capaces de marcar la general. Aunque para que sea así y tomen ese estatus sea condición sinecuánime la combatividad de los grandes nombres...

Más jornadas decisivas de lo que parece

Un total de tres contrarreloj (una de ellas por equipos) hay este año en el recorrido del Tour de Francia. La primera etapa en Mónaco serán 15 kilómetros con una pequeña cota incluida donde los favoritos se empezarán a batir el cobre. Tres días después, en Montpellier, los 39 kilómetros de crono por escuadras marcarán diferencias en función de los adláteres que cada favorito lleve consigo; en este sentido, parece claro que bloques fuertes como Astaná, Saxo Bank o Columbia parten con cierta ventaja. La tercera y última contrarreloj tendrá lugar en Annecy, donde a cuatro días del final serán 40 los kilómetros en los que los más potentes podrán marcar diferencias... si no se les atraganta la Côte de Biuffy, puerto de tercera que se coronará a diez de meta.

Los escaladores, por su parte, tendrán dos llegadas en alto, aparte del Mont Ventoux, para lucirse. Amén de seis etapas con puertos de entidad donde poder reventar la carrera. Empezando por las primeras, la séptima etapa saldrá el viernes 10 de Julio de Barcelona para llegar a la estación de esquí de Ordino-Arcalís, puerto muy largo (se acumularán casi setenta kilómetros seguidos de subida) pero excesivamente tendido y con un asfalto en muy buenas condiciones que favorece a los ciclistas más pesados.

El domingo siguiente si habrá un final para trepadores, escaladores puros. Saliendo de Pontarlier, la población que otorgó al por aquel entonces anónimo corredor francés François Simon el maillot amarillo en el Tour'01, y pasando por el exigente Col de Mosses (2ª), se llegará a un puerto inédito en la gran ronda francesa como Verbier que es, sin embargo, más que temible. Su pendiente media de casi el 8% y sus alrededor de nueve kilómetros de longitud hablan por sí solos de la que puede ser una de las jornadas más recordadas del Tour de este año.

Seis etapas con subidas de entidad... lejos de meta

En lo referente a las etapas movidas, merece la pena detenerse en las decimoséptima, con paso por cuatro puertos de primera, incluyendo la Colombiére a quince kilómetros de meta y precediendo a un descenso vertiginoso hasta Le Grand Bornand. El día anterior, sube y baja con casi 3500 metros de subida acumulados en tan sólo dos puertos (Grand Saint Bernard y Petit Saint Bernard). Y, en las etapas de los viernes 17 y 24, finales en Colmar y Aubenas tras bajar los Col de Firstplan y L'Escrinet, respectivamente, que pueden dar más de una sorpresa.

Antes de esto se habrá pasado por los Pirineos. En ellos estará la caravana durante dos días más, aparte del previamente reseñado de Ordino. El primero, con final en Saint Girons, contará con el Envalira de salida y Agnés a cuarenta de meta; el segundo, que acaba en Tarbes, tendrá Aspin y, sobre todo, Tourmalet a setenta de meta para castigar las piernas de los corredores. Son dos días interesantes que, sin embargo, requieren una carrera muy rota o un bloque muy fuerte para que alguno de los grandes favoritos pueda poner en jaque la carrera.

El periplo catalán

De cara al público español poco aficionado a la bicicleta, el guiño de ASO viene con las etapas de los días 9 y 10 de Julio: Gerona – Barcelona y Barcelona – Ordino. Ambas discurrirán íntegramente por la Península, siendo la primera una etapa llana jalonada con algún pequeño puerto y la segunda una etapa de montaña en toda regla, de la que ya hemos hablado anteriormente. El principal interés vendrá en que los aficionados catalanes tendrán la oportunidad de vivir de cerca el espectáculo del Tour de Francia...

El auténtico teatro de los sueños. De los sueños ciclistas, obviamente. El escenario parece bueno, pero exige mucha capacidad de improvisación (más aún cuando ciertas etapas se harán sin pinganillo) y sobre todo mucho coraje y fuerzas. Sólo falta que los actores estén a la altura. Este año, más que nunca, el recorrido lo harán bueno o malo los ciclistas.

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