La Vuelta del Público

miércoles, 26 de agosto de 2009

Arueda.com

En España, cualquier figura medianamente pública es un muñeco de trapo al cual maniatar, vejar y agredir cuando y como se quiera. Una y otra vez. A veces, incluso, esa figura pública es linchada, estando los sicarios que propinan la paliza cargados de razones y bendiciones.

En España, también, hay figuras públicas que caen en gracia. Figuras a las cuales la prensa y, por extensión, el público, se vuelven afines. Figuras a las que no hacen daño aquellos que deciden ser críticos, por cuanto sus ataques no se hacen tanto desde la razón como desde la apatía. Figuras, por tanto, cuyas numerosas virtudes se resaltan y cuyos numerosos defectos se ocultan, por interés o por filias completamente personales.

Buena prensa para la Vuelta: una ocasión de recuperar brillo

La Vuelta es, este año, una de esas figuras públicas a las que prensa y público abrazan sin dudar. Factores para ello hay muchos. A ojos del gran público, resultan agradables las recientes imágenes de un español como Contador avasallando en el Tour de Francia y, por tanto, se recibirán gustosas las próximas dosis de alta competición ciclista. Para el aficionado a este deporte, la nómina de participantes es ilusionante y el recorrido da pie a que se vivan buenas jornadas de ciclismo. Para el entendido, la clave está en el cambio de jefatura en los despachos de Unipublic; ahora dirige la empresa Javier Guillén, un novel que ilusiona con sus ideas frescas y claras, totalmente distinto a lo habitual entre los dirigentes ciclistas, que no cesa de recibir elogios y de quien yo no puedo sino hablar bien.

Las campañas mediáticas para recibir a esta Vuelta a España están siendo, por tanto, positivas. Si bien en los medios generalistas y en los llamados "deportivos" no son numerosas las páginas que se le dedican a la carrera más importante del país, dichas páginas sí que están siendo muy bondadosas, con la Vuelta y con el ciclismo. El positivo de Mikel Astarloza, aún sin aclarar, ha pasado afortunadamente de puntillas por el panorama informativo, a pesar de que el corredor de Pasajes sí acaparó en su día algunos titulares de portada por su triunfo en el Tour. De la Vuelta y del ciclismo, por una vez, sólo se habla bien.

Es la ocasión perfecta. El momento ideal para volver a situar a la Vuelta en la estima de los españoles. Tal y como se pretendía con el eslogan de 'Tu Vuelta', tal y como se ha pretendido dejando al público pasar a la zona de autobuses para que puedan comprobar que los ídolos que ven por la tele son de carne y hueso. Y, para aprovechar esta tesitura, nada mejor que un espectáculo interesante, que enganche. Para ello, son necesarias grandes ciclistas y un gran recorrido donde puedan desempeñarse. De lo primero hablaremos en próximos días. De lo segundo hablaremos hoy.

La Vuelta, centrada en el sur

Siguiendo el inexorable criterio de Unipublic de repartir los momentos decisivos de la Vuelta en años alternos entre ambos extremos de la Península, en esta edición será el sur la parte de España que marcará el desenlace de la carrera y, de paso, acogerá la práctica totalidad de su recorrido. La montaña de la carrera, sin Pirineos ni Asturias, se repartirá principalmente en tres zonas: Valencia (dos finales en alto), Andalucía (tres) y el tradicional paso por la sierra de Madrid, que este año sólo constará de dos etapas, siendo realmente dura únicamente la segunda. Ésta, la decimonovena y por tanto antepenúltima etapa, se disputará entre Ávila y La Granja de San Ildefonso, con dos pasos por el Alto de Navacerrada (el último a 17 kilómetros de meta) como plato fuerte.

Más significativa será la ración montañosa valenciana, situada en la octava y la novena etapa. La octava, el domingo 6 de septiembre, finalizará con la larga aunque tendida subida del Alto de Aitana, que vendrá precedida por siete puertos de segunda y tercera categoría que endurecerán las piernas de todos los corredores. Al día siguiente, nueva remesa de puertos de mediana entidad, seis en esta ocasión, para después encarar el muro de Xorret de Catí, de corta longitud pero empinada pendiente. Después de esos cinco kilómetros de ascenso vendrán dos y medio de descenso que podrían servir para aumentar o recortar diferencias entre quienes coronen en cabeza y los rezagados.

Andalucía y las contrarrelojes, verdaderos jueces de la carrera

Pero, si algún bloque debe ser señalado como decisivo en esta Vuelta a España, ése es sin duda el andaluz. Serán cinco etapas las que transcurrirán por este territorio; de ellas, tres serán finales en alto. El viernes 11 de septiembre, al día siguiente de la jornada de descanso, la duodécima etapa saldrá de Almería para adentrarse en la Sierra de los Filabres: doble paso por el durísimo Alto de Velefique (final de alto) y, en medio, uno por la vertiente "blanda" de Calar Alto. Al día siguiente, se comenzará en Berja para, previo paso por el inédito y acongojante Puerto de la Ragua, llegar a Sierra Nevada... al cual se le encadenará el durísimo Puerto de Monachil, dando lugar a treinta kilómetros de ascenso que a buen seguro provocarán grandes diferencias. El fin de fiesta lo pondrá la Sierra de la Pandera, precedida como es tradición por el Alto de los Villares y un pequeño rodeo rompepiernas por Sierra Mágina.

Estos tres parciales serán posiblemente los más decisivos y espectaculares en lo que a etapas en línea se refiere. Pero en ninguna vuelta que se precie nos podemos olvidar de la contrarreloj, disciplina a la que en esta Vuelta a España se recurrirá en tres ocasiones. La primera, testimonial, serán 4'5 km de show por el circuito de Assen donde un prologuista debería llevarse el gato al agua. La segunda, treinta kilómetros llanos alrededor de Valencia que configurarán la séptima etapa, debería ver como vencedor a una auténtica locomotora. La tercera y última crono, penúltima etapa en los alrededores de Toledo, tendrá una distancia similar a la de Valencia (26 km)... pero una orografía bastante diferente, puesto que el terreno será quebrado y no dará el triunfo al mejor especialista, sino al más fuerte.

El periplo holandés, ¿desaprovechado?

Se esperaba con expectación el ver qué darían de sí los parciales disputados en tierras neerlandesas y belgas; sobre todo, por las voces que apuntaban que el recorrido incluiría homenajes a las grandes clásicas, cuyos trazados incluso se copiarían como final de etapa. Sin embargo, habrá poco espectáculo deportivo en la incursión holandesa, a pesar de que el éxito a nivel de público está garantizado. De las cuatro etapas, una es puro show en el circuito de Assen; dos, llano absoluto (finales en Emmen y Venlo); el cuarto y último parcial, al menos, nos dejará ver el Cauberg en dos ocasiones y un paso por la conocida cota de Saint Nicholas antes de terminar en Lieja. Tal vez se podría haber sacado algo más de jugo a la historia y tradición que acompaña a la meca del ciclismo de clásicas.

Por último, es de ley mencionar la evolución de las etapas de transición en esta Vuelta. Sólo hay cinco sin dificultades montañosas reseñables cerca de meta (Emmen, Venlo, Puertollano, Talavera de la Reina y Madrid); el resto presentan trampas ó repechos donde romper la carrera. En Córdoba se pasa dos veces el Alto de San Jerónimo; en Murcia, será el Alto de la Cresta de Gallo el encargado de desatar las hostilidades; las tachuelas de Benigárim y La Ermita en Vinarós y Xátiva... Junto a la quebrada etapa con final en Caravaca de la Cruz, terreno de sobra para tender emboscadas.

El recorrido, como hemos visto, parece muy bueno. Movido, con aliciente, con puertos interesantes y puntos donde mover la carrera. Ahora falta ver quién ó quiénes serán los encargados de sacarle rendimiento a este trazado. Y eso lo haremos a partir de mañana.

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