Tal vez sea algo alarmista, pero en mi opinión, el descenso del equipo Kelme – Costa Blanca a la Segunda División ciclista (que merece todos mis respetos) es lo peor que le podría haber pasado al ciclismo español.
Todo el mundo se preguntará: “¿por qué?”. Y bien, porque se está monopolizando el ciclismo español en favor del Liberty Seguros y el Euskaltel – Euskadi que, sin comerlo ni beberlo ni haber influido para nada en las decisiones de la UCI, se han encontrado con que el prestigio del ciclismo español como colectivo ha quedado prácticamente en sus manos, dado que los líderes de grandes vueltas españoles de intachable calidad, excepto Beloki (Brioches la Boulangère), Pecharromán (Quick Step) y Aitor González (Fassa Bortolo) han quedado reducidos a aquellos dos equipos. Y es que, salvo sorpresa, Valverde recalará en Liberty, junto a Igor Galdeano, Heras y Nozal. Y Euskaltel tiene a Zubeldia y a Mayo.
¿Y? ¿Qué más? Porque, no nos engañemos, Mancebo (Illes Baleares) nos es un gran corredor. Sólo es un excelente corredor, pero su impericia a la hora de realizar cambios de ritmo le impiden llegar a ser un gran corredor. No es un corredor ganador. Los hermanos Osa demuestran año tras año que no son corredores de grandes vueltas, a pesar de que Unai nos “engañara” con aquel impecable Giro de Italia de hace unos años. Y Menchov no es español, así que no es de los que hablo.
Saunier Duval es un buen equipo. Pero tal vez ha tenido una política de fichajes algo errónea, fichando a gente excesivamente veterana, como Domínguez, para poder rendir demasiado satisfactoriamente. Y Rafael Casero, aunque le tenga cariño, es un corredor gris para las grandes vueltas.
El Relax – Bodysol – Fuenlabrada es el equipo que ha reemplazado al Kelme en la Primera División y, con todos mis respetos, no está a la altura. Porque Alberto Martínez debe de mejorar en montaña y Jufré en la contrarreloj. Y Santi Blanco ya es viejo. Le recomiendo encarecidamente a José María Pérez que no tome la actitud del año anterior; salió a comerse el mundo y no consiguió lo que aspiraban. No se le pueden pedir peras al olivo, señor Pérez, y usted hablaba de corredores de Segunda (a excepción de Jufré y Blanco; tienen categoría para estar con los mejores, pero no para ganarles) sin capacidad de victoria ante los grandes. Con un espíritu de lucha admirable, pero sin cualidades para hacer lo que usted pedía.
Kelme – Comunidad de Valencia ha quedado desmantelado con las bajas de Sevilla o Quique Gutiérrez. Y Valverde se va a ir. Solo van a una grande, como los dos siguientes, que es la Vuelta. Tiene a Casero, buen corredor, pero no siento predilección hacia él por ser un manta en montaña. Así que full.
Paternina – Costa de Almería es un equipo que se ha reforzado bien, pero podría haberse reforzado mejor. Solo va a una grande (Vuelta, obviamente), y no tiene hombres de grandes vueltas, así que no entraré en detalles.
Café Baqué es un equipo que posiblemente a ganado enteros con la fusión con Orbitel. Cárdenas es el líder, pero no es español, así que no me extenderé más.
Y Euskaltel tiene a Zubeldia y a Mayo, excelentes corredores, pero con una escuadra de poca garantía. Porque, abramos los ojos, la plantilla de Euskaltel – Euskadi es una plantilla joven de escasa garantía, lo que da pocas opciones a sus líderes, que Armstrong a necesitado a Beltrán, Heras y Rubiera para poder ser pentacampeón del Tour de Francia. Y, por mucha calidad que tenga el americano, un día malo lo tiene, y ahí la valía de tener un par de gregarios para salvar los muebles, cosa que no tienen los vascos. Tal vez el motivo por el que los excelentes corredores de Euskaltel no tengan opción de ganar el Tour es esa. El por qué de este mal es que el copatrocinio del gobierno vasco “obliga” a la estructura de Gorospe a incorporar un quinteto de corredores neoprofesionales vascos que, salvo casos aislados tipo Mayo o Zubeldia, tienen mala sombra (los buenos vascos se los suele llevar el Baqué, no el Orbea, y dado la tensión entre Baqué y Euskaltel, buenísimos vascos como Astarloa no llegaron a Euskaltel) y, como Julen Fernández y Rubén Díaz de Cerio, al paso de los años se acaban marchando del equipo sin haberle dado resultado alguno al bueno de Julián Gorospe.
Liberty es, quizá, uno de los ejemplos de estructura deportiva: Galdeano al Giro, Heras al Tour, Nozal a la Vuelta y Valverde y Vicioso a las clásicas. Está por confirmar todo, pero lo de que Valverde fiche por Liberty, que es algo de lo que más llamará la atención de este artículo, yo lo doy por hecho. Tiene, además, estructuras de gregarios que dan confianza, por lo que yo apostaría por un año de dominio Liberty apabullante en lo que al ciclismo español se refiere, con competencia de Euskaltel e Illes Balears y actuaciones regulares del resto. Además, cuentan con un corredor al que, no sé si por Saiz no quiere que se le dé bombo o porque realmente no ha llamado la atención a la gente, no se habla mucho de él.
Me refiero al benjamín del pelotón español del año pasado, un tal Alberto Contador, que realmente me deja embobado viendo la planta que tiene de buen escalador y excelente contrarrelojista, y tiene un futuro por delante impresionante. Yo de ustedes no lo perdería de vista, porque donde ustedes ven otro joven más, yo veo un futuro hombre Tour de los que dominarán insultantemente el Tour dentro de cuatro o, como mucho, seis años. No sé si este año Manolo lo llevará a alguna gran vuelta, pero de todas formas no lo pierdan de vista. . Y ojo con Ricardo Serrano y David López, ambos de Baqué, que este año van a explotar y a dar mucha guerra, como el ex – medallista Fran Gutiérrez, que no nos olvidemos, es un buen esprinter.
Ni a ellos ni a otros que me llaman mucho la atención como José Ángel Gómez Marchante neoprofesional de Paternina o Javier Ramírez, también neoprofesional de Liberty.
Ni tampoco de gente que viene detrás, como José Joaquín Rojas.
Lo siento. He prometido hablar de hombres para grandes vueltas, y me he acabado yendo a los hombres de futuro. Perdón, pero cuando empiezo a hablar de ciclismo, no puedo parar.
En fin, volviendo al espíritu inicial de este artículo, decir que me parece mal que, prácticamente, el prestigio español de grandes vueltas ha quedado en mano de dos equipos que, si fallan, dejarán al ciclismo de grandes vueltas español mal. Y yo no les echaré la culpa, porque casi se les ha regalado el monopolio.
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