A sus 29 años ha alcanzado el que posiblemente sea el cénit de su carrera. El Tour de Flandes es el segundo monumento de la carrera, pero quizá es el primero en lo que a afición e intensidad se refiere. La catarsis de la temporada ciclista belga, a pesar de que tenga lugar en las relativamente tempranas fechas de abril. Y es difícil ganarlo de una manera más bonita: exhibiéndose, con un tremendo ataque a treinta kilómetros de meta tras trabajar para su líder en fugas, pasando en cabeza de manera imperial por Kappelmuur y Bosberg y, como guinda, vestido como vigente campeón de Bélgica. Parecía casi lógico que, al cruzar la meta, se tapara la cara de la incredulidad. Algo tan ideal no pertenece a la realidad, sino a los sueños.
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Hace 3 semanas
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