Una Vuelta diferente (I)

miércoles, 27 de agosto de 2008

27 de Agosto, Arueda.com

Acaba agosto, acaba el mes vacacional por excelencia. Empieza un mes de intervalo donde el fútbol vuelve a marcar los biorritmos de todo español, le guste el deporte rey o no. Y, mientras la piel de toro recupera la rutina perdida durante el estío, es recorrida por una serpiente, la multicolor. Todos estos acontecimientos coincidirán con precisión matemática este año. En el mismo fin de semana acabará agosto, comenzará la Liga y tendrá lugar el inicio de la Vuelta a España, que este año será diferente de todas las demás.

Promete ser diferente, al menos. Habrá una participación histórica, sin precedentes; de los grandes ciclistas españoles tan solo faltará el reciente oro olímpico Samuel Sánchez, que ha dado por finalizada su temporada, no cediendo así ante quienes le pedían que la estirara corriendo la Vuelta. Sin embargo, sí estarán las grandes estrellas nacionales como Alberto Contador, Óscar Freire, Alejandro Valverde, Carlos Sastre o Igor Antón. Por parte extranjera, ciclistas de clase internacional que vendrán a preparar los Mundiales como Paolo Bettini, Tom Boonen, Daniele Benatti o Davide Rebellin; amén de candidatos para la general como Yaroslav Popovych, Damiano Cunego, Levi Leipheimer Andreas Klöden … o un Robert Gesink que apunta a gran revelación de la carrera.

Será también una Vuelta diferente por cuanto estará en diferentes manos. Desde Junio, la Vuelta a España está integrada dentro del conglomerado deportivo ASO, propietario del Tour de Francia. No hay que descartar que muchos de los corredores presentes lo estén para guiñar un ojo a Unipublic. No hay que descartar que algún equipo traiga absolutamente a toda su artillería para “vengarse” de la empresa, que a su vez buscara precisamente eso cuando lo dejó fuera de la gran ronda francesa. No hay que descartar que los ausentes lo sean, también, por obra y gracia de ASO.


También se ha notado su mano en el diseño del recorrido, que sigue la tendencia del Tour de Francia con respecto a la inclusión de más finales nerviosos, de intentar que sean trascendentes desde el primer al último día. Así, ha caído en desuso la media montaña pura, tan habitual en la Vuelta a España y tan intrascendente para la general debido al miedo escénico que infundía a los contendientes la presencia de kilómetros llanos antes de meta; y su testigo ha sido recogido por el final de etapa tramposo, usado en ocasiones por los organizadores de la carrera española en los finales de Cuenca (Alto del Castillo) y Ávila (las Murallas).

La carrera comenzará en el mismo lugar que hace tres años, Granada. En aquella ocasión, se empezó con una contrarreloj individual dentro de la ciudad nazarí, con un itinerario de leyenda donde se recorría el casco histórico y los dominios de los antiguos califas. Se incluyó una subida preciosa, denominada para la ocasión Alto de la Alhambra; en realidad, el melancólico y empedrado Paseo de los Tristes.

Este año, sin embargo, se apuesta por un recorrido más urbanita y menos legendario; un paseo por las grandes vías de Granada hasta llegar al Parque Tecnológico de las Ciencias de Salud. Prácticamente, un itinerario de autovía para llegar a la orilla de ésta. Un itinerario ideal para el desarrollo de una contrarreloj por equipos que marcará las primeras diferencias de la carrera. Todas las que se puedan marcar en siete kilómetros, claro está.

Al día siguiente se abandona la gran ciudad de la Andalucía Oriental para llegar hasta Jaén entre olivares y repechos. El final, traicionero, pica ligeramente hacia arriba. Las siguientes dos etapas, con finales en Córdoba y Puertollano, no incluyen dificultades reales, por lo cual sería de esperar que se resolvieran al sprint. El quinto parcial de la carrera, por el contario, sí que será una cita importante para la general: contrarreloj individual en Ciudad Real, 42 kilómetros completamente llanos y para especialistas puros.

Quienes pierdan tiempo aquí tendrán la oportunidad de resarcirse, aún en caliente, en la sexta etapa: un recorrido llano se convertirá en una auténtica trampa en los últimos diez kilómetros, cuando en la ciudad de Toledo se afrontará un intrincado circuito urbano que desembocará en un final en cuesta que hará las delicias del murciano Alejandro Valverde. Será entonces cuando tenga lugar el primer día de descanso ó traslado, que dejará la infraestructura de la carrera en Barbastro…

… Desde donde partirá la primera etapa de alta montaña de la Vuelta a España. 220 kilómetros donde el Alto de la Rabassa marcará las primeras diferencias a favor de los escaladores. El coloso pirenaico se subirá por primera vez (sin llegarse a su cima) a treinta kilómetros de meta; y volverá a ser transitado por los esforzados de la ruta haciendo las veces de final en alto. En el último paso se llegará a Naturlandia, un parque de atracciones de invierno puesto en marcha por el Comú de Sant Julià de Loira en la Rabassa.

Sin descanso, al día siguiente se volverá a vivir una etapa de montaña en territorio andorrano. Saliendo de Les Escaldes se afrontarán las subidas al Port del Cantó (1ª categoría) y al Alto de Enviny (2ª categoría). Tras el descenso de este último, habrá treinta kilómetros completamente llanos hasta el pie del gran momento del día: los temibles veinte kilómetros del Puerto de la Bonaigua, puntuado en esta ocasión como de primera categoría. Tras esto, se subirá un retazo de apenas seis kilómetros del larguísimo (y tendido) Pla de Beret, llegándose finalmente a Salardú tras tres kilómetros de ligero descenso.

Cuatro finales destinados a los velocistas en Sabiñánigo, Zaragoza, Burgos y Suances conformarán una semana de transición antes del día de descanso que dará paso a la segunda tanda de alta montaña, desarrollada casi por completo en Asturias… Y que comenzará con la gran atracción de esta Vuelta a España: el Alto del Angliru.

En efecto, será en la 13ª etapa cuando se alcance el clímax de la gran ronda española. Final en el legendario Angliru, el puerto más duro de Europa según algunos entendidos. Como calentamiento se pasará durante los 209 kilómetros de la etapa por tres altos de primera: Arnicio, Colladona y Cordal. Después, la apoteosis de los trece kilómetros de un Angliru que se podría ver sazonado por el mal tiempo, por la niebla que ya azotó a ‘Chaba’ Jiménez y a Pavel Tonkov en la primera ocasión en que se subió en carrera. Mítico.

El día siguiente será más moderado dentro de la dureza imperante: final en la estación de esquí de Fuentes de Invierno, subiéndose un puerto largo pero de dureza media. Antes se subirán dos primeras, Coladiella y Colladona, que sin embargo están demasiado lejos del final como para resultar a la postre significativos.

Tras este atracón de alta montaña, la carrera pasará a un estado de nerviosismo acentuado por la extenuación que a buen seguro sufrirán los corredores a esas alturas de carrera. Una etapa de media montaña con recorrido ‘pestoso’ (incluyendo el Alto de Somiedo, de 1ª categoría) y final en Ponferrada será el primer compás de los últimos de esta Vuelta a España, de esos últimos compases donde sólo puede ganar (o perder) quién se salga del pentagrama por arriba (o por abajo). Al día siguiente, itinerario completamente llano hacia Zamora… salvo por el paso, de salida, por el temible Alto del Acebo (1ª); la cima distintiva de la Vuelta a Asturias servirá para calentar las piernas y quién sabe si no quemar algunas.

De nuevo llegarán dos etapas de transición con finales en Valladolid y Las Rozas, más destinados a priori a las fugas que a unos velocistas cuyos equipos llegarán mermados a esta fase de la Vuelta. También llegarán mermados, por qué no decirlo, ellos mismos.

La antepenúltima etapa será el típico recorrido por la sierra de Madrid, en esta ocasión por su parte norte. Se subirán dos altos temibles, Navacerrada y Navafría, aunque de nuevo lejos de meta. Día de perder lo menos posible, ya que a la mañana siguiente… espera Navacerrada, en una cronoescalada que recuerda a aquella de Abantos donde Isidro Nozal entregara su Vuelta a España, la que tenía ganada, al bejarano Roberto Heras. Serán 16 kilómetros donde los ciclistas sabrán si les han valido la pena los 3000 precedentes…

Al día siguiente, paseo desde San Sebastián de los Reyes hasta Madrid; el maillot oro, subido al podio de la Castellana. Final de 21 días tras los cuales ya habremos vuelto a la rutina y se habrán jugado tres jornadas de la Liga que nos condicionará durante el resto de año. También a los aficionados del ciclismo que, durante tres semanas, nos habremos saltado la norma viviendo con nuestros biorritmos adaptados a la Vuelta. Adelantado o retrasando la siesta en función de los esforzados de la ruta. Sintiendo que esta Vuelta nos convertirá por un tiempo en diferentes, como se ha convertido a ella misma.
Mapa sinóptico del recorrido de la Vuelta a España

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